Carta de amor al perfume (o al seductor aroma del capitalismo)
- Priscilla Leon
- 14 dic 2020
- 3 Min. de lectura

Para mí, un elemento tan esencial como una prenda de vestir, es un perfume. Creo que la primera vez que tuve conciencia de lo que un perfume, fue de niña. Mi mamá tenía un jefe italiano que cada vez que iba de viaje le traía un perfume, que ella solía guardar sin abrir por meses hasta que el anterior se le terminaba. Al principio no tenía idea de qué eran esos frascos que ella dejaba en su closet, y completamente fuera del alcance de los niños, pero luego comencé a reconocer sus figuras en los anuncios de la revista Vanidades.
No sé si dados los tiempos que corren estaría bien visto que tu jefe te regalara perfumes, pero creo que el señor y su esposa solo querían agradar a la asistente fan de la ropa. Aunque ella hubiera preferido que le trajeran unos Ferragamo, la verdad. Gracias a las revistas empecé a darme cuenta de la importancia que tenía un perfume, o bueno, como otros dirían, caí ante el seductor aroma del capitalismo. También fue en esas páginas en las que leí aquella historia en la que Marilyn Monroe confesaba que para dormir se ponía “Tan solo unas gotas de Chanel No. 5”.
Chanel No. 5 es probablemente el perfume más famoso del mundo y, por esos años, también leí una entrevista con Jacques Polge, “la nariz” de Chanel. Sí, ser nariz es un trabajo y aunque él no fue el perfumista que inventó Chanel No. 5, sí fue responsable de otras muchas fragancias de la firma entre 1978 y 2015.

A los 14 años, mi mamá me regaló mi primer perfume oficial (antes tuve unos de princesas de Avon). Eligió uno de los que ella no usaba, pero tuve suerte: era Anaïs Anaïs, de Cacharel, una fragancia ya clásica. Era una hermosa sensación tener mi propio perfume, ya sentía toda “una mujer”. Sí, pueden reírse.
Como les decía al comienzo, para mí un perfume es otra prenda de vestir que, a diferencia del resto de tu outfit, está reservado para unos pocos. Es algo así como la ropa interior, y pues la referencia de Marilyn hacía sentido. Bueno, en tiempos de coronavirus y de distanciamiento físico el perfume acaba siendo un regalo para ti misma ¿o ustedes solo se ponen perfume para salir? No lo hagan, consiéntanse siempre.
Yo he pasado por tantos perfumes como por cortes de cabello. Por lo general tengo en uso dos o tres fragancias y pues me las voy poniendo dependiendo del humor con el que me despierte. Para diario me encanta Very Irrésistible, de Givenchy, o una de sus ediciones, Live Irrésistible; mientras que para salir por la noche (tiempos pre-pandemia), Black XS for Her, de Paco Rabanne. Otra que amaba era Ma Dame, de Jean Paul Gaultier, pero la descontinuaron. Sad.

Mi consejo es que prueben y prueben, hasta hallar ese perfume. Si bien te debe gustar el aroma, es importante que este se mantenga en tu piel (que tarde pues), pero no de forma intensa, porque podría provocarte hasta dolor de cabeza.
En internet hay algunas tablas de fragancias y notas, y en qué porcentaje estas se presentan en ciertos perfumes. Eso podría orientarte a encontrar tu primer perfume o uno nuevo. Algo importante es que cuando vayas a la perfumería, ¿se dice así?, no pruebes tantos perfumes, pues la mezcla de olores, aparte de marearte, podría confundirte y hacer que elijas mal.
Finalmente, cada poco salen perfumes nuevos. Y está bien probarlos, pero no necesariamente te lo tienes que comprar porque “está de moda”, o porque tu actriz favorita sale en el anuncio. De verdad, los clásicos nunca fallan.
Ah sí, obviamente un perfume no es la cosa más barata del mundo, pero uno bueno puede tardarte bastante tiempo. Recuerda, se trata de rociarte unas guantas gotitas y no de bañarte en él, como si se tratara de Forever Wisconsin. (Gracias a quienes entendieron esa última referencia jaja) Ya que viene Navidad, podría ser el regalo perfecto de ti para ti; pero también podrías regalarle su fragancia favorita a tu mamá o a tus amigos.
Look: Vestido de Grace Karin, el perfume es Live Irrésistible, de Givenchy.
Fotos: Mariano Macz
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