Los pantalones de vestir merecen (otra) oportunidad
- Priscilla Leon
- 14 ene 2018
- 3 Min. de lectura

Abro este nuevo post con una fuerte declaración: lo único más grande que mis daddy issues, son mis issues con los pantalones de vestir. Les juro que los odiaba con toda mi alma, me parecían aburridos, eran aberrantes a mi vista y creo que en parte fue porque siempre los asocié con algo que me asustaba: la vida adulta.
Retrocedamos un poco en el tiempo. Mi mamá era una auténtica working girl y en su oficina el dress code era “formal”. Así que, aunque los fines de semana se dejara ver en jeans y leggings, cada lunes por la mañana volvía a ponerse los tacones y uno de sus trajes sastre para dejar la casa por horas. Créanme, no hay nada más adulto que eso.

Obvio, mi niñez y primeros años adolescentes transcurrieron normales y no fue para nada traumático pasar de los conjuntos de St. Jack’s a los jeans deslavados. Aunque, el tiempo no perdona y como todo graduando de clase media en Guate, a los 17 tuve que usar el traje de prácticas. La falda me quedaba muy mona (y corta), pero el pantalón era horrible. Era como de… adulto de oficina.
Después de la graduación no he vuelto a usar ningún uniforme. Esa es una de las mil cosas lindas de trabajar en una redacción. Sin embargo, no puedes ir en jeans o joggers todo el tiempo: hay días, reuniones, entrevistas, etc., que requieren de la “yo” más formal. Como no siempre estoy de humor para los vestidos, decidí que era darle una nueva oportunidad a los pantalones.
Uff…No es fácil nunca con los pantalones de vestir y más si eres una chica XL. Hay que tomar en cuenta muchos factores, como la tela, el color, el fit… Es necesario que queden lo más perfecto posible: demasiado grandes se ven fatales, y muy chicos te harán un camel toe. Debes tener cuidado con el largo, pues no todos quedan bien con dobladillo (ruedo); y con el ancho, ya que los piernas amplias pueden hacerte ver más voluminosa. Es cuestión de paciencia y de que cuando encuentres uno que te quede bien, ¡te lo lleves a casa, sí o sí!
Antes de lanzarme a mis compras, hice la investigación de cajón en blogs, Polyvore, Pinterest, consulté revistas y “ojeé” en muchas tiendas. No fue sencillo, pero ahora tengo en mi armario algunos pantalones que me sacan de apuros. Estos son algunos de los que te recomiendo:

Rectos o fit slim
Los pantalones fit slim o rectos son un must. Todas deberíamos tener unos así, pues se adaptan a distintas ocasiones: desde un almuerzo hasta un funeral. Opta por colores básicos como negro, azul marino y beige. Si te parecen aburridos, combínalos con blusas que tengan algún toque llamativo, ya sea un bordado, un estampado o una transparencia.
Capris
Aunque están directamente asociados con el verano, los pantalones capri (o pescadores) tienen un aire chic en su versión “de vestir”. ¡Por algo Jackie Kennedy los amaba! Recuerda darles un toque classy y formal con tacones; o uno mucho más vanguardista con unas loafers (mocasines).
Palazzo
Los pantalones de pata ancha o palazzo son, en mi opinión, de los más difíciles de vestir para las chicas plus size. En serio, me da que solo a las mujeres que son realmente altas y con poca cintura les ven bien. Sin embargo, todo es cuestión de actitud y de sumarle los accesorios correctos: como un buen par de tacones.

Estampados
El corte puede ser cualquiera de los anteriores: recto, capri o palazzo; sin embargo, una buena forma de quitarle su dosis de formalidad a los pantalones es con los estampados. Flores, líneas, cuadros, lunares, rombos; no le temas a ninguno porque te darán un aire cool, especialmente ahora que viene la primavera. Para contrarrestar tanto colorido, apuéstale a una camisa blanca o completa con un blazer liso.
Recuerda que tus dudas, comentarios o sugerencias son bienvenidos a: pm.leon89@gmail.com. También puedes visitar este tablero de Pinterest.
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