Tirando buenas ondas con Small Talk

Bienvenidas a un nuevo episodio de Curvas de estilo. Ya es marzo; es decir, esa época del año en que me da por hacerme algo en el cabello simplemente porque estoy aburrida. Si no lo recuerdan, o son nuevos en este barrio, el año pasado decidí ponerme algo rubia, una decisión que pude lucir como dos semanas porque después… cuarentena. Sí, el premio de la payasa de honor va para mí, pero ¿qué sabía yo de pandemias?

La travesura de este año fue cortármelo mucho, en algo así como un bob. La verdad es que más que querer un cambio dramático, quería deshacerme de todo ese cabello que estaba maltratado por los tintes y bueno, por la vida en general. No me crean, pero factores como el clima, la alimentación y el estado de ánimo calan hasta la raíz, literalmente. Como ya no quería volver a someterme a decoloraciones, la tijera fue la solución.

Lo primero que le pedí a la estilista fue que el corte quedara bien sin necesidad de alisarlo. La verdad es que lo último que quiero en tiempos de calor y mascarillas, es tener que plancharlo o cepillarlo a diario. Siguió mis peticiones y me dio un estilo que se ve bien tanto con ondas como liso (por eso de que me den ganas de peinarlo un día, aunque lo dudo).

Mi cabello (como mi corazón) es algo quebrado, por lo que últimamente elegí llevarlo con onditas. No es la primera vez que lo hago, pero es la primera vez que me gusta, y todo gracias a una maravilla de producto: Small Talk, de la línea Bed Head, de Tigi. Se trata una crema para peinar que ayuda a hidratar, definir, y darle un poco de energía y volumen al cabello. Además viene en un envase redondito y lindo que parece (y huele) a uva.

Lo único que hago es lavar mi cabello y, cuando aún está húmedo, me aplico un poco de crema en las puntas. Sin tubos ni rizados eléctricos, sino que solo con la ayuda de mis manos, creo mis ondas. Luego lo dejo secar al natural, aunque sé que también puede hacerse con ayuda de un secador eléctrico. Lo mejor es que este producto ayuda a evitar el encrespamiento; es decir, el famoso frizz.

Creo que lo que más me gusta de Small Talk es que, a pesar de ser una crema para peinar, su consistencia es fina. Por eso mismo, no te deja el pelo con ese horrible wet look que hace siglos pasó de moda, ni tampoco da la impresión grasosa, algo que puede suceder cuando el cabello es muy fino y las cremas son muy pastosas. La estilista que me lo recomendó además me contó que se activa con el agua, por lo que si no quieres lavar tu cabello a diario, puedes solo mojar la parte de las puntas. Lamentablemente no pude corroborar la información en la sagrada internet, pero ahí les dejo la inquietud.

Small Talk viene en dos tamaños (125 y 200 ml), y puede encontrarse en salones de belleza y también en otros distribuidores de producto del cabello, como ejem…El Cisne. En serio, El Cisne, quiero ser tu influencer, te amo mucho. Aunque si lo tuyo es más comprar por internet, también está disponible en Amazon. De verdad, recomiendo muchísimo este producto. Denle una probadita.

Look: Ondas de Small Talk, de Bed Head, de Tigi; y top de HNNATTA.

Fotos: Mariano Macz.